Vida Saludable y Prevención

El sueño: consejos cuando el descanso nos devela

El Sueño y sus funciones

El sueño es un proceso fisiológico esencial para la salud integral de las personas, que tiene múltiples funciones que aún hoy se siguen estudiando. Sabemos que durante el proceso del sueño se activa el sistema inmunológico, se regula el sistema endocrinológico, se modifica el metabolismo y, además, se refuerzan las funciones de memoria y aprendizaje. El sueño es, entonces, una parte vital en el desarrollo durante la niñez y la adolescencia. Así, cuando el sueño se altera, aparecen dificultades en la concentración, problemas de comportamiento e irritabilidad. Si el descanso se ve afectado por tiempos más prolongados, veremos problemas de aprendizaje, disfunciones vinculares, desórdenes psicológicos y emocionales e incluso repercusiones en el cuerpo como alteraciones del metabolismo. Las repercusiones de un mal dormir son tan importantes que los pediatras y hebiatras debemos preguntar y asesorar sobre el descanso en cada una de las consultas. En estas líneas les proponemos algunos consejos para disfrutar de la noche.

Algunos datos interesantes sobre el armado del sueño

Para que el sueño se produzca en forma adecuada, se requiere que el cerebro regule su duración y profundidad, mantenga el carácter cíclico entre sus fases y logre el ritmo circadiano que marca en qué momento del día debemos descansar. Para lograr la coordinación entre el tiempo, el ciclado y el ritmo deben intervenir distintas estructuras de nuestro cerebro y allí múltiples neurotransmisores entrarán en juego.

Así, el proceso del sueño presenta dos momentos diferentes:

  • El Sueño Activo o MOR, llamado así por la producción de movimientos oculares rápidos (en inglés conocido como sueño REM), es la fase en la que se producen los sueños y pesadillas. En este momento, el despertar es más sencillo y en ese caso, los sueños se vuelven vívidos y fáciles de recordar.
  • El Sueño Calmo o No MOR, que a su vez se divide en la fase 1 o sueño ligero, la fase 2 y la fase 3, con actividades cerebrales de características propias y la fase 4, conocida como sueño profundo. Si nos despertamos en esta última fase, nos encontramos mareados y con el pensamiento enlentecido durante unos minutos.

Durante el descanso, las personas requerimos aproximadamente 70 a 100 minutos para pasar de la fase 1 al sueño REM/MOR, que a su vez durará entre 30 y 50 minutos. A medida que avanza el descanso, el sueño No REM/MOR va teniendo duraciones más cortas y el REM/MOR va alargando sus ciclos. De esta forma, durante un buen descanso el sueño ciclará entre 4 y 6 veces.

El sueño en las distintas etapas de la niñez y adolescencia

En el 1er año de vida

Los bebés recién nacidos requieren de ciclos continuos de sueño y vigilia, con un descanso entre 16 y 20 hs por día. Los bebés presentan sueño MOR/REM ya desde su nacimiento, y a medida que avanzan las semanas irán estructurando las fases del sueño NO REM.

Hacia el 2do mes, los bebés consolidan el sueño nocturno, estableciéndose el ciclo circadiano y la mayoría de ellos logran un único despertar a la noche para alimentarse. Al 6to mes, el sueño ya ocupa 10 a 12hs del día y hacia el 9no mes, la gran mayoría de los bebés logra descansar toda la noche. Durante todo este período, los bebés requieren una siesta a la mañana y otra a la tarde de 1 a 2 horas.

En este período de la vida es muy importante lograr un sueño adecuado en los bebés y en sus madres, padres o cuidadores; por eso los pediatras reforzamos algunas recomendaciones.

  • Cuando el RN descansa, la madre y/o cuidador/a debe descansar
  • El colecho es muchas veces algo natural y que facilita la lactancia. Sin embargo, el sueño en esta modalidad es poco seguro y se producen más despertares que repercuten en el descanso de la mamá y/o el papá.
  • Es ideal que los bebés se acuesten despiertos para que se logre el dormir en su propia cuna. Cuanto menos estímulo se requiera para el descanso, mejor se logrará resolver los despertares.
  • Es importante respetar una buena siesta; esto permite un buen descanso nocturno.
  • Mantener rutinas agradables como el baño, masajes o canciones facilitan el inicio del sueño.
  • Para un sueño seguro, se recomienda dormir boca arriba, sin almohadas, con las sábanas por debajo de las axilas y los pies sobre el borde inferior de la cuna, un ambiente ventilado y sin exposición al humo de tabaco.

En los primeros años y en la edad escolar

En esta etapa, los niños requieren 9 a 10 hs de sueño y ya en la escuela primaria no necesitan del descanso de la siesta. Sin embargo, es una etapa en la que aparecen los terrores nocturnos y pesadillas; el inicio del control de esfínteres puede alterar los ciclos de sueño, y donde las exigencias del horario escolar acortan el sueño requerido. Repasemos las recomendaciones más importantes.

  • Hablar y despejar miedos y preocupaciones que puedan presentarse en nuestros niños y niñas.
  • Dibujar, teatralizar y armar historias con los miedos presentes.
  • Mantener rutinas adecuadas, evitando sobre exigencias.
  • Evitar el uso de pantallas y actividades estimulantes durante el momento previo a dormir.
  • Acompañar en el proceso de control de esfínteres sin apurarnos.
  • Mantener espacios de encuentros familiares.

En la adolescencia

Este es un momento muy particular del sueño, donde el ciclo circadiano se modifica. En la pubertad, la necesidad de dormir aparece en horas más avanzadas de la noche y se requiere un despertar más tardío. Esto no es respetado por la actividad escolar actual y los requerimientos del descanso a veces son mayores. Algunas recomendaciones son:

  • Realizar actividades a la luz del día.
  • Usar modo nocturno en las pantallas.
  • No tomar bebidas estimulantes en la tarde-noche.
  • Evitar actividad física a la noche.
  • Mantener actividades lúdicas que permitan descargar tensiones.

Recordemos que cuidar el sueño es cuidar nuestra salud. Un buen descanso es tan placentero como necesario.

Dra. Alejandra Ariovich M.N.105160

Médica pediatra, especialista en Adolescencia.

Staff Planearte

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