Los dolores de espalda y las contracturas representan algunas de las dolencias que más afectan a la población. Pues las molestias en la columna y su musculatura, impactan en las actividades cotidianas, produciendo importantes limitaciones en la movilidad corporal.
Es importante destacar que una adecuada atención y un tratamiento oportuno pueden evitar estos síntomas y mejorar así la calidad de vida.
Repasemos algunas formas de cuidado y prevención.
¿Por qué tenemos dolor de espalda?
El dolor de espalda puede surgir por afecciones de la columna vertebral o bien por lesiones del tejido muscular, en ambas situaciones pueden coexistir múltiples causas:
- La distensión muscular o de ligamentos, generada al levantar objetos pesados de forma reiterada o al hacer un movimiento de manera brusca que lesiona los ligamentos y las fibras musculares.
- La contractura de los músculos que rodean la columna vertebral, produciendo dolor al movimiento.
- El abultamiento de los discos vertebrales, que al desplazarse, puede presionar sobre las fibras nerviosas que pasan por la columna, generando un dolor llamado neuropático.
- La rotura o desgarro de los discos vertebrales por sobrecarga o por un movimiento brusco. En este caso, se pierde su función amortiguadora entre las vértebras, causando mucho dolor.
- La artrosis, con predominio en la zona lumbar, generada mediante un desgaste de la estructura ósea de las vértebras, que actúa limitando el movimiento.
- Las microfracturas de los cuerpos vertebrales, consecuentes a la debilidad ósea presente en la osteoporosis, que darán un dolor difuso en el área afectada.
¿Qué factores predisponen al dolor de espalda?
Existen algunas situaciones que favorecen la aparición de dolores de espalda. Entre ellas, las más prevalentes son:
- La edad: los dolores de espalda son más frecuentes a partir de la cuarta década de la vida. Esto se debe a la perdida de elasticidad en los músculos.
- El sobrepeso: el exceso de peso nos genera tensión en la espalda.
- Una mala postura: ésta, a largo plazo, genera la sobrecarga de algunos músculos.
- La falta de entrenamiento: el sedentarismo y la falta de actividad física nos debilitan los músculos, haciendo que estos sean más propensos a lastimarse.
- El tabaquismo: la nicotina y los elementos presentes en el tabaco, alteran la circulación y con ello la capacidad de regeneración muscular.
¿Qué son las contracturas?
Las contracturas son respuestas corporales producidas por la tensión permanente de los músculos, los tendones, la piel y otros tejidos de una zona específica. Este constante tironeo genera que las articulaciones se vuelvan más rígidas, impidiendo su movimiento normal. Así, los principales síntomas son el dolor y la limitación de movimiento.
¿Por qué se generan las contracturas?
Las contracturas pueden aparecer en diferentes situaciones. Entre las principales causas se encuentran:
- El frio: ante un clima con bajas temperaturas, tendemos a tensionar los músculos, generando contracturas a largo plazo.
- Estrés emocional: si sufrimos de estrés por largos periodos de tiempo, la tensión acumulada produce contracturas que nos darán dolor en la espalda, en el cuello y a veces en la cabeza.
- Deshidratación: la falta de agua y minerales como el magnesio, fósforo y el potasio aumentan las posibilidades de sufrir lesiones musculares y contracturas.
- Enfermedades: algunas infecciones se caracterizan por producir lesiones musculares y dolor en las articulaciones, como la gripe o el dengue.
- Un sobreesfuerzo: Ante un esfuerzo intenso repentino o durante un tiempo prolongado, se puede producir una lesión en el musculo, más aún si existiera falta de un entrenamiento corporal adecuado. Asimismo, una mala postura actúa exigiendo a los músculos que rodean la columna, generando contracturas en la espalda.
¿Qué podemos hacer?
Hay una serie de medidas que podemos hacer desde el comienzo, como la aplicación de calor y los ejercicios posturales y de estiramiento. Es importante mantenernos medianamente activos, siempre que no haya sobre exigencia en el cuerpo y evitando el reposo en la cama. Muchas veces el masaje realizado por un profesional en las zonas inflamadas es de gran utilidad. Sin embargo, si el dolor no cede, siempre debemos consultar con el médico/a de cabecera para la evaluación clínica y eventual indicación de fármacos antinflamatorios.
¿En qué situaciones debemos alarmarnos?
Los dolores de espalda suelen ceder con algunas indicaciones generales. Sin embargo, existe un pequeño porcentaje en donde el dolor de espalda es síntoma de alguna enfermedad más grave. Se recomienda consultar en un centro de salud si el dolor no cede con las medidas iniciales de tratamiento, y en aquellas situaciones donde la espalda baja se siente “anestesiada” o se acompaña de alteraciones en la sensopercepción.
¿Cómo podemos prevenir el dolor de espalda?
La mejor forma para prevenir los dolores de espalda es mantener un estilo de vida saludable y realizar actividad física con frecuencia. Generalmente se recomiendan actividades aeróbicas como caminar, andar en bicicleta o nadar, siempre acompañadas de una buena elongación para fortalecer los músculos de la espalda. Asimismo, mantener un peso saludable y no fumar son factores primordiales para la prevención. Por otro lado, es importante evitar sobrecargar al cuerpo, por ejemplo, levantando objetos pesados o con una mala postura.
Aunque generalmente no les prestemos atención, los dolores de espalda pueden ser una restricción en nuestro día a día. Mantener un estilo de vida saludable es fundamental para poder vivir una vida sin limitaciones.
Dr. Manuel Escudero
Médico Clínico
MNMN 101067
MP 448200
Staff Planearte