La indagación apreciativa es una metodología de desarrollo organizacional creada por el Profesor David L. Cooperrider (1986) de la Case Western Reserve University, Cleveland (USA).
Esta metodología busca impulsar el cambio, a partir de incrementar las fortalezas y convertirlas en hábitos, promoviendo el crecimiento, la ilusión y la motivación.
O sea, es un método de intervención para el cambio organizacional que pone el acento en la historia de las fortalezas, y el potencial de las organizaciones y las personas que las forman.
La indagación apreciativa enfoca la búsqueda de lo “mejor” entre las personas, su organización y el entorno de ella basándose en los «éxitos» de la misma, y cómo potenciarlos, en lugar de hacer foco en los «problemas» y cómo resolverlos.
Así, en lugar de abordar los problemas de la empresa desde una perspectiva negativa, la indagación apreciativa (IA) busca identificar lo que funciona bien y amplificar esas prácticas para mejorar el rendimiento general de la organización.
Para esto, la IA propone cuatro fases: Descubrir, Soñar, Diseñar y Realizar.
Descubrir: La primera fase se enfoca en identificar las fortalezas de la organización a través de entrevistas y conversaciones con los miembros de la empresa. Se buscan patrones y tendencias que muestren lo que está funcionando bien en la organización.
Soñar: En esta fase se utiliza la información recopilada durante la fase de descubrimiento, para imaginar un futuro mejor para la organización. En lugar de centrarse en los problemas, se enfoca en las posibilidades y las oportunidades de mejora. Se desarrollan ideas y visiones creativas para el futuro de la organización.
Diseño: Aquí se crea un plan para llevar a cabo la visión imaginada durante la fase de soñar. Este plan debe ser realista y tener en cuenta las fortalezas y recursos de la organización.
Realizar: Esta fase final es donde se implementa el plan de acción diseñado en la etapa anterior. Se miden los resultados y se realizan ajustes según sea necesario.
La indagación apreciativa se ha utilizado con éxito en una variedad de organizaciones y situaciones, desde empresas privadas hasta agencias gubernamentales y organizaciones sin fines de lucro.
Al enfocarse en las fortalezas de la organización y en la creación de un futuro positivo, la indagación apreciativa puede mejorar la cultura de la organización, aumentar la motivación y el compromiso de los empleados y mejorar los resultados empresariales en general.
Adueñarnos de esta metodología no es algo complejo y prestando atención a sus fases, queda a nuestro alcance para ponerla en práctica en nuestro día a día.
Por ejemplo, una persona puede aplicar la indagación apreciativa para mejorar su calidad de vida enfocándose en sus fortalezas, como ser su capacidad para ser organizado y eficiente en su trabajo.
En la fase de soñar, puede visualizar cómo sería su vida si pudiera aplicar estas habilidades para mejorar su vida personal, como dedicar más tiempo a su familia y hobbies.
En la fase de diseño, puede crear un plan de acción para lograr este objetivo, estableciendo horarios y objetivos realistas.
Finalmente, en la fase de realizar, puede implementar el plan y ajustar según sea necesario, para mejorar su calidad de vida.
En conclusión, la indagación apreciativa no sólo es una herramienta de gestión empresarial, sino que también puede aplicarse a nivel personal para mejorar la calidad de nuestras vidas.
Así que te propongo que, sin apuro, pero con constancia, te enfoques en tus fortalezas y oportunidades de mejora, y sigas las cuatro fases del proceso para crear así un futuro mejor para vos y tu entorno.
Lic. Jonatan Gutman
Especialista en Habilidades Blandas
Staff Planearte