La innovación es un elemento fundamental en un mundo en constante cambio, ya que tanto para destacarse o simplemente para mantenerse relevantes, las empresas y organizaciones necesitan encontrar formas creativas de evolucionar en sus productos y servicios.
A diferencia de lo que muchos creen, la capacidad de innovar no está reservada solo para grandes corporaciones o genios tecnológicos, sino que todos podemos desarrollarla en nuestras vidas y en nuestro trabajo diario.
Una forma de fomentar la innovación es a través de la exploración y la experimentación. Al adoptar una mentalidad abierta y creativa, permitiéndonos descubrir nuevas ideas, soluciones o simplemente nuevas formas de hacer algo que tal vez hacemos todos los días, sacándonos de la rutina y estimulando nuestro cerebro.
En el entorno empresarial, muchas organizaciones han visto la necesidad de fomentar la innovación entre sus empleados para lo que llevaron adelante grandes esfuerzos en la creación de una cultura que fomente y proteja la creatividad y el pensamiento innovador.
Pero si la organización de la que formás parte aún no ha iniciado este camino o querés hacerlo vos a nivel personal, hay algunas cositas por las que podés empezar, como ser:
– Promover la colaboración entre equipos multidisciplinarios. Si te juntás con gente que piensa distinto a vos, te permite ver cosas que vos no estás viendo, exponiéndote así a nuevas ideas.
– Establecer canales de comunicación abiertos. O sea, si surgen nuevas ideas, que circulen y se compartan. Cuanta más gente la vea y debata, más podrán aportar para mejorarla.
¿Y de dónde sacar esas nuevas ideas? ¿Cómo hacer para que sucedan?
Si bien existen diferentes técnicas que permiten trabajar la creatividad, mi invitación es que a te permitas jugar. ¡Sí, leíste bien, jugar!
Elegí algo que hacés todos los días y preguntate… Qué pasaría si? Y explorá las posibilidades… y aquella que te intrigue o no tengas en claro la respuesta, probala!
Sí, claro, con cuidado y sin poner mucho en juego, pero probalo a ver qué pasa… Resultó mejor que lo que hacés actualmente, o no? ¿Podés cambiar algo y volver a probarlo? Y así seguí jugando, a ver a qué llegás.
También podés inspirarte en casos de éxito en otros sectores, buscar nuevas tendencias e investigar cómo nuevas tecnologías pueden ayudarte. Todo es fuente de inspiración para la innovación.
Y si no revolucionás la industria, organización o tu vida, no te pongas mal y recordá que la innovación no se trata solo de grandes cambios disruptivos, sino también de pequeñas mejoras incrementales que te acercan a tu objetivo.
¡Así que no te reprimas y empezá a jugar!
Lic. Jonatan Gutman
Especialista en Habilidades Blandas
Staff Planearte