Hoy nos adentramos en el fascinante mundo de la salud organizacional, un concepto apasionante que va más allá de simplemente mantener a los empleados contentos y satisfechos. Imaginen una empresa como un organismo vivo, donde cada uno de sus componentes, desde los empleados hasta los procesos, trabajan en armonía para lograr objetivos comunes. Esa es la esencia de la salud organizacional.
Pero, ¿qué implica realmente este término tan de moda en el mundo empresarial? La salud organizacional no se trata solo de tener un buen ambiente de trabajo (aunque eso también es importante). Se trata de construir una cultura sólida que fomente el bienestar físico, mental y emocional de todos los miembros de la organización.
En el corazón de la salud organizacional se encuentra el compromiso. Cuando quienes formamos la organización nos sentimos comprometidos con nuestro trabajo y con los valores de la empresa, somos más productivos, creativos y leales. ¡Y eso se traduce directamente en resultados positivos para la empresa!
Pero el compromiso no surge de la nada. Requiere un liderazgo sólido y transparente, comunicación efectiva y oportunidades de desarrollo personal y profesional. Es como cultivar un jardín: si no se cuidan las semillas que se plantan, nunca crecerán.
Además del compromiso, la salud organizacional también abarca aspectos como la gestión del estrés (tema nada menor en nuestros días), la conciliación entre la vida laboral y personal, la diversidad e inclusión, y la promoción de estilos de vida saludables. Porque una empresa saludable no solo se preocupa por los resultados financieros, sino también por el bienestar integral de sus empleados.
Pero, ¿por qué debemos todos darle importancia a este concepto, quizás sin ser director o ejecutivo de alguna organización? La respuesta es simple: porque afecta a todos. Ya sea que seas colaborador, gerente o CEO, la salud organizacional influye en tu experiencia laboral y en el éxito general de la empresa en la que trabajás.
Y tal vez desde tu puesto no puedas decidir que la organización brinde o no ciertos beneficios, pero sin duda tu actitud aportará lo suyo en la creación de un ambiente más o menos disfrutable de trabajo.
O sea, esto es responsabilidad de todos. Si claro, los líderes de la organización tendrán una cuota mayor que el resto de los colaboradores, pero recordá que ésto no se trata solo de yoga en la oficina o frutas gratis los viernes (aunque esas cosas también son geniales). Se trata de crear un entorno disfrutable de trabajo donde todos puedan prosperar y alcanzar su máximo potencial
¿Y qué papel jugas vos en todo esto? Bueno, cada uno de nosotros tiene la capacidad de contribuir a la salud de nuestra organización. Ya sea brindando apoyo a un compañero que está pasando por un momento difícil, sugiriendo ideas para mejorar el ambiente laboral o simplemente manteniendo una actitud positiva, todos aportamos nuestro grano de arena en la construcción de una cultura organizacional saludable.
Así que la próxima vez que estés en el trabajo, tomate un momento para reflexionar sobre cómo podés contribuir a hacer de tu empresa un lugar mejor. Porque al final del día, la salud organizacional se construye en equipo.
Nos vemos la próxima!
Lic. Jonatan Gutman
Especialista en Habilidades Blandas
Staff Planearte