¿Qué es la viruela del mono?
En las últimas semanas de agosto, se dio a conocer un rebrote de la llamada viruela del mono, pero ¿de qué se trata dicha enfermedad? La viruela del mono o viruela símica, es una infección causada por el virus de la mpox que se transmite por contacto directo, tanto de animales a humanos como de persona a persona. Esta enfermedad se caracteriza por la presencia de lesiones en la piel muy dolorosas asociadas a un cuadro febril. Si bien suele ser autolimitada y resolverse entre los 14 y 21 días, en algunos casos puede generar complicaciones que desencadenan cuadros clínicos severos.
Un poco de historia:
El virus de la mpox pertenece a la misma familia que el virus de la antigua viruela. Se describió por primera vez en 1958 en Dinamarca en una colonia de monos utilizados para investigación, de la cual toma su nombre. El primer caso registrado en humanos ocurrió en 1970 en la República Democrática del Congo. Desde la erradicación de la viruela y el fin de la vacunación antivariólica masiva, la viruela del mono ha ido apareciendo paulatinamente en África. En 2022 se detectó un nuevo brote en algunos países africanos, y en 2024 empezaron a aumentar las infecciones a nivel mundial.
¿Cómo se transmite?
La viruela del mono se transmite por el contacto fisico entre personas, incluyendo el intercambio de fluidos y las relaciones sexuales, a través de particulas respiratorias infecciosas y por el contacto con materiales contaminados como toallas o ropa de cama. Este virus también se transmite por comer animales infectados y a través de mordeduras y arañazos, lo que explica el contagio de animales a humanos.
¿Cuáles son los síntomas más frecuentes?
Los síntomas clínicos pueden tardar hasta 3 semanas en aparecer y suelen durar desde 15 días hasta 1 mes. Entre los síntomas más frecuentes se describen:
- Fiebre persistente y falta de energía
- Dolor de garganta
- Erupción cutánea dolorosa
- Dolor de cabeza y de espalda
- Ganglios inflamados
La erupción cutánea se caracteriza por vesículas o ampollas que suelen comenzar en la cara y extenderse por todo el cuerpo hasta llegar a las manos y a los pies. Otras lesiones pueden aparecer en zonas en las que haya habido contacto directo, como en la región genital. En algunos casos, la infección puede diseminarse a través de la sangre afectando el pulmón, el tracto digestivo e incluso el cerebro. Es importante destacar que los niños, las embarazadas y las personas con sistema inmune débil corren mayor riesgo de sufrir estas complicaciones.
Si se reconocen algunos de estos síntomas se debe consultar con el centro de salud más cercano, especialmente aquellas personas en situación de riesgo, para lograr un tratamiento oportuno y eficaz.
¿Cómo es el diagnóstico y su tratamiento?
El diagnóstico de esta enfermedad no es tarea fácil ya que muchas infecciones virales presentan los mismos síntomas. Se la suele confundir con varicela o sarampión en niños, o con otras infecciones de trasmisión sexual en los adultos. Además, algunas reacciones alérgicas severas producidas por medicamentos producen lesiones muy similares, representando también un desafío diagnóstico.
Existen pruebas diagnósticas específicas que son esenciales para realizar un diagnóstico precoz y tomar las medidas correctas para evitar la transmisión de la enfermedad. Para ello, es necesario realizar un hisopado de faringe o de las lesiones genitales cuando se sospecha de esta patología.
Es importante tratar el dolor y prevenir las complicaciones, especialmente en niños y embarazadas.
Si bien hasta el momento no existe ningún tratamiento específico, en varios países se autorizó el uso de algunos antivirales.
¿Cómo se puede prevenir?
Ante la presencia de un caso sospechoso, es importante indicar una serie de recomendaciones para evitar la propagación de la infección:
- Hacer cuarentena en una habitación debidamente ventilada.
- Lavarse las manos con agua y jabón antes y después de tocar las lesiones, ya que las vesículas son la principal fuente de contagio.
- Usar barbijo en presencia de otras personas.
- Evitar compartir objetos en espacios comunes, toallas, ropa de cama y otros elementos de higiene personal.
- No lastimar las lesiones para evitar las sobreinfecciones bacterianas y la extensión de la enfermedad.
Todavía queda mucho por conocer sobre la viruela del mono, por lo que es fundamental seguir investigando para evitar su propagación y prevenir los casos graves.
Manuel Escudero
Médico Clínico
MN: 101 067
Staff Planearte