Salud en las organizaciones

Smart Working

Hace unos días conversando con un grupo de colegas me llamó la atención cómo todos sufrían el mismo gran problema: sin importar cuán fuerte y con cuánta dedicación encaraban sus días, no lograban cumplir con todas las tareas que se habían planteado para la jornada o su semana.

Muchas veces ésto pasa por una mala estimación y recargarnos de tareas, pero muchas otras tienen que ver más con nosotros mismos y cómo encaramos cada uno de nuestros días.

Entonces, si al igual que ellos, al finalizar tu jornada te encontrás con una gran lista de “pendientes”, espero ésta serie de sugerencias te sean de utilidad.

Primero y antes que nada, tenemos que evitar frustrarnos y entender que cumplir con todo lo que nos proponemos, no depende solamente de qué tanto trabajemos o qué tan bien administremos y organicemos nuestro tiempo (para lo que próximamente compartiremos algunos tips). Sino también, el dar lugar a lo que se conoce como Smart Working, puede sernos de gran ayuda.

El concepto de “Smart Working” se ve conformado por un conjunto de nuevas corrientes, incluyendo la Agilidad y el movimiento Slow, ambas muchas veces mal interpretadas por el significado de sus nombres.

La primera de ellas, no propone trabajar de manera más ágil o rápida (como a veces se piensa), sino de manera más inteligente, haciendo foco en aquellas acciones y tareas que agregan valor a quien recibe el resultado final de nuestro trabajo. Brindándonos un gran filtro que nos permite priorizar y descartar las tareas a realizar, según cuánto valor aportan.

La segunda, no nos propone “ir lento” como su nombre puede sugerirlo, sino a un ritmo saludable y sostenible. Cuidándonos del famoso y temido burn out (terminar quemado).

Entonces, siguiendo algunos de los conceptos que éstas disciplinas proponen, me permito proponerles un pequeño recorrido para comenzar a transitar el camino de una nueva manera de trabajar…

  • Reconocer nuestro propio ritmo y velocidad.

Cada uno de nosotros tiene un cronotipo característico, basado en una predisposición natural a experimentar picos de energía o momentos de descanso a lo largo del día, dado por la producción de nuestro cuerpo de una hormona llamada melatonina.

Así, si bien esto no es igual para todos, podemos identificar 3 cronotipos bien marcados:

  • Matutino (Alondra): Son aquellas personas donde su pico de energía y actividad se da por la mañana. El 25% de la población pertenece a éste grupo.
  • Vespertino (Búho): Conformado por otro 25% de la población, corresponde a aquellos que experimentan su momento de máximo rendimiento por la noche.
  • Intermedio (Colibrí): El 50% restante de la población, que alcanza su pico de actividad promediando el día e incluso puede tener más de un pico (ej: media mañana y media tarde)

Entonces a partir de este concepto te propongo:

  1. Parar y preguntarte: ¿Cuál es tu cronotipo?
  2. Registrar: ¿Le estás sacando el mayor provecho a tus picos y valles de energía?
  3. Diseñá: Organizá tus tareas que requieran mayor trabajo y concentración para los momentos del día donde sientas que tenés más energía. Y dejá para los valles, aquellas tareas menos desafiantes o repetitivas.
  4. Actuá: Ahora sí, llevá todo esto a la practica en tu día a día. Con un nuevo cronograma de trabajo, aprovechando tus picos y valles de energía, deberías poder transitar mucho mejor tu jornada laboral.

Probalo y contame, que en la próxima entrega te comparto más tips para ayudar a organizarte y trabajar de manera mas inteligente!

Lic. Jonatan Gutman
Especialista en Relaciones Humanas
Staff Planearte

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *