Los primeros mil días de un niño se refieren a los primeros 3 años de vida. ¡La etapa más importante en la vida de una persona! ¿Y por qué? Porque en este período se establecen las bases para un estado de salud y un desarrollo óptimos.
Es un tiempo de oro, es el tiempo donde el cerebro de los niños crece, cambia y se transforma. Se forman la mayor parte de los órganos y tejidos. Se da la mayor tasa de crecimiento de la vida.
Desde el momento de la concepción hasta los 3 años se forma más del 80% del cerebro. Esto se refleja en el comportamiento de un niño de 3 años que puede hablar, correr, saltar, comer solo, jugar; en contraste un bebé recién nacido que carece de estas habilidades.
Por lo tanto, al período de los primeros 1000 días de vida se lo considera una “ventana de oportunidades” para construir un futuro más saludable.
Los niños de 0 a 3 años se desarrollan y aprenden con mayor rapidez cuando reciben afecto, comprensión, cuidado, estimulación en un medio ambiente enriquecedor y atención de la salud. Por eso es esa conexión que se construye entre el bebé y el adulto referente, es lo que hace toda la diferencia y potencia su desarrollo.
Cuando el niño o niña recibe una buena crianza, tiene más posibilidades de sobrevivir, de crecer de una manera saludable, de desarrollar plenamente su capacidad de pensamiento, verbal, emocional y sus aptitudes sociales. Eso significan esos 1000 días para toda la vida.
Para cuidar la salud de los niños, la Sociedad Argentina de Pediatría recomienda:
- Controles pediátricos mensuales durante el primer año de vida.
- Cada 2 a 3 meses durante el segundo año y cada 6 meses en el 3er año.
El pediatra, en los controles toma mediciones de peso, talla y perímetro de la cabeza. A través del crecimiento corporal se controla la alimentación adecuada.
También chequea el desarrollo neuromadurativo.
Se debe conversar con el pediatra acerca de la incorporación de alimentos nutritivos y acordes a la edad del niño.
Durante los primeros años los niños reciben el esquema básico de vacunación y los primeros refuerzos según el calendario nacional de vacunación.
En casa, es fundamental para los niños contar con un rato de juegos con los adultos cuidadores. Las pantallas nunca reemplazan el contacto con otra persona que puede brindar cariño y contención. Es muy importante comprender que los niños no deben tener acceso a pantallas interactivas antes de los 3 años.
Durante estos años los niños necesitan construir vínculos amorosos de apego con las personas que se ocupan de sus cuidados, a través de miradas, sostén, escucha, palabras y momentos de juego. Para una crianza amorosa, las personas adultas debemos buscar los modos de acompañar a las niñas y niños, respetando sus tiempos y necesidades.
Estas experiencias son fundamentales para el desarrollo cognitivo, del lenguaje y de las destrezas sociales y emocionales.
Dra. María Cecilia Russo
Médica Pediatra
MN 103111
Staff Planearte